martes, 10 de agosto de 2010

¿Qué pensás cuando te digo Cestoball?


La respuesta siempre es capciosa, depende de donde le formulás. Si la hacés en Cabildo y Monroe, puede que te digan que es una nueva movida del gobierno para tirar basura o sino que es un utensilio nuevo para la cocina. Si la hacés en un club te pueden llegar a decir que es un deporte bobo o te lo pueden defender a muerte una fanática. Escuché de todo cuando hice la pregunta; las respuestas básicas como: ¿Es nuevo?, no sé, ¿Qué es eso?, las obvié.

Les dije lo de la fanática, bueno me empezó a explicar del sentimiento, de lo que siente cuando agarra una pelota, de la convivencia de equipo, de cómo le pone picante al partido. Fue más o menos así: “Es lo mejor que existe, embocar es lo mejor que te puede pasar y más si le pintaste la cara a otra te sentís como un dios. La amistad en el cesto es mucho más fuerte que en otros deportes, siempre podés contar con alguien, pero no es el contar con alguien como en el fútbol; acá al ser conocido poco y nada las chicas nos unimos más y más e intentamos llevar al Cesto mucho más alto. Te lo digo pero no te lo puedo explicar, son palabras que me salen del corazón y que solo yo y todas las que alguna vez jugaron entendemos.”




¿Qué me dicen a eso? ¿La entendemos a la chica o no?

Unos “pibes” de 18 para arriba me dijeron: “Está bueno, podemos ver chicas con calza cortita.” Señoras de una edad considerable cuentan que “es lo mejor que le pasó en la vida, esperaban la clase de gimnasia para poder jugar todas juntas a la pelota al cesto y nos dan ganas de volver a aquellas épocas.”

Antes pensaba exactamente como lo chicos pero, cada vez que indago en el Cesto hasta me dan ganas de jugarlo.

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